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martes, 9 de agosto de 2011

4-6 Agosto – El viaje




Jueves por la mañana temprano. Tenía que coger el AVE. Esta era la parte fácil. No era la primera vez y conocía los tiempos. Pero cuando empiezo a cargar el equipaje me empiezo a preguntar si una maleta de casi un metro de alto era demasiado grande y un simple maletín de ordenador como equipaje de mano era demasiado pequeño. Ya no había nada que hacer, así que cargué con todo y me desplacé en el coche hasta la estación. Sólo espero que mi coche sobreviva un mes sin que me roben… por tercera vez.

Una vez que llegué a Madrid me lo tomé con tranquilidad. Tenía cuatro horas hasta que saliera el avión. Y sin embargo di un par de vueltas a la estación de Atocha antes de decidirme a desayunar donde siempre, de pie junto a entrada de cercanías y me fui a tomar el sol con las tortugas. Perfecto. Llego al aeropuerto con dos horas y pico de antelación. Podría pensarse que con tiempo de sobra. Pues casi llego tarde!! La puerta de facturación era la más lejana, con unos amables empleados que se tomaban su tiempo y luego la puerta de embarque en el otro edificio de la terminal 4. Había que tomar incluso un tren lanzadera. Llegué con un minuto de antelación, así que me compré un bocadillo de jamón serrano. Como despedida del jamón en un mes.
El vuelo fue estupendo. Vi una gran cantidad de películas y series en inglés y jugué un rato a la consola. Que podría haber sido un Spectrum por los juegos que tenían. Pero no me quejo, jugué partidas al ajedrez y al Othello. Fue bastante divertido.


Salida Madrid Llegada Dubai Salida Dubai Llegada Brisbane
Hora España 15:25 22:30 0:45 16:40
Hora Local 00:30 2:45 0:40


Durante el trasbordo en Dubai me tocó cenar en el aeropuerto. Con dos horas y cuarto por delante me dediqué a visitar las tiendas espectaculares que había. Todo grandes marcas. No entiendo cómo Zara no estaba allí :P Me olvidé de la comida hasta que quedaban veinte minutos y una cola tremenda en la hamburguesería, que parecía el único sitio con comida además de un restaurante y un montón de cafés. No tenía claro si podía pagar con euros así que cambié en la oficina de cambio. De todas maneras quería quedarme con algún dinar. Pero me equivoqué. Podía pagar con euros y perdí los dinares de vuelta (se me cayeron del bolsillo en el avión).

De ese trasbordo recuerdo únicamente la cascada de veinte metros tras los ascensores y dos tipos con finas túnicas blancas que se trasparentaban y se veía la camiseta de tirantes debajo. Fue una sensación de familiaridad exótica.

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